(Retahilas de José María Garrido Ortega)
EL EGABRENSE (1882-1883).
"Desde hace más de 130 años Cabra ha contado con prensa local casi continuadamente, y en muchos momentos se contó más de una publicación a la vez. Esta riqueza del patrimonio histórico de nuestro pueblo es bastante desconocida en general, por ello desde Cabra en el Recuerdo vamos a publicar unos comentarios sobre cada uno de los periódicos que alcanzaron alguna notoriedad, a la vez que reproducimos algunas de las páginas de algún ejemplar del mismo. Comencemos con el más antiguo.
El 6 de junio de 1882 nacía "El Egabrense", el primer periódico de Cabra. Aunque se imprimía en Córdoba, en la imprenta La Actividad.
En sus primeros tiempos llevaba el siguiente subtítulo: Revista semanal de literatura, arte y noticias, Eco del Ayuntamiento, del Instituto y Real Colegio de la Purísima Concepción y de la Sociedad de Amigos del País. Posteriormente se suprimió lo concerniente al Ayuntamiento, para desligarse de cualquier planteamiento político. La referencia que se hacía a la Sociedad de Amigos del País carecía de consistencia, pues, por entonces, esta sociedad se encontraba inactiva. En marzo de 1883, "El Egabrense" dejó la periodicidad semanal y pasó a editarse cada quince días; al menos se mantuvo hasta finales de ese año.
"El Egabrense" tuvo dos directores, Rafael Hernández Mohedano y José Cabello y Roig. Administradores fueron Antonio José de Vargas Amorín y José V. Mora.
Entre los colaboradores de "El Egabrense" hallamos una muestra representativa de la intelectualidad de finales del XIX en Cabra: José Castilla Lobato, Mostaza, Luis Herrera y Robles, Leopoldo Parejo, Eladio Reyes Cruz, Juan N. Gallego, Rafael de Lama Gálvez, Casimiro Reyes Ortiz, y Antonio Alcalde Valladares. A casi todos ellos los encontraremos en las publicaciones que siguieron a "El Egabrense", y muy especialmente al entonces joven Eladio Reyes, un pilar muy importante de la prensa en Cabra hasta su muerte en 1913. También colaboró en "La Voz del Pueblo" en su primera época (1894-1895) y en "El Pueblo" (1903-1907), y dirigió "El Delegado" (1883), "El Eco de Cabra" (?-1892), "La Unión Conservadora" (1898-?) y "La Voz del Pueblo" en su segunda época (1907-1909).
En la primera plana de "El Egabrense" siempre se insertaba un artículo de don José Cabello Roig, catedrático del Instituto Aguilar y Eslava, en el que exponía materias de divulgación científica sobre aspectos prácticos relacionados con la física, la química, la astronomía o la agricultura."
2ª "retajila": "La sección más interesante de "El Egabrense" era la llamada Miscelánea, “Información de actualidad” diríamos hoy. En ella se recogían sueltos de noticias locales. En el número que reproducimos se habla:
- De una reclamación de los mayores contribuyentes de Cabra al Ministro de Hacienda que había sido aceptada. No, no se llamaba Montoro aquel ministro.
- De la destitución por el Alcalde del director del Hospital, el motivo “oficial” por razones de salud. Estas cursivas de “oficial” denota que hubo algo más, por lo que la “enhorabuena” que se le daba al cesado es posible que llevara su mijita de guasa o ironía que entenderían muy bien los lectores de entonces.
- Muy interesantes resultan las noticias que se nos dan de la Feria del 15 septiembre. No hay que confundir la feria de entonces con los Festejos de la Virgen de la Sierra que no se iniciarían hasta unos años después, en 1890. Por lo que se dice en 1882 ya estaba esta antigua feria de capa caída, hasta que a principios del siglo XX prácticamente desapareció, a excepción de algún año en que se intentó revitalizarla sin que se consiguiera.
- En este número también se da noticia del nacimiento de un nuevo periódico local "El delegado", dirigido por el joven Eladio Reyes y cuyo propósito era “defender los intereses de los contribuyentes”. Aunque desde "El egabrense" vemos que se le deseaba al nuevo periódico “larga vida y ningún tropiezo” algún tropezón sí que daría con las autoridades y su vida sería muy corta. Pues de El delegado" no tenemos más noticias, ni conocemos que se haya conservado algún ejemplar del mismo.
- Y en un periódico cuyos miembros de redacción eran en su mayoría profesores del Instituto no podía faltar el anuncio de la próxima apertura del curso 1883-1884 con toda la grandiosidad que se le daba entonces, siendo unos de los actos sociales más relevantes del año".
3ª "retajila": Seguimos con más “Misceláneas” del mismo número de "El Egabrense" de 30 de septiembre de 1883:
- Se dan noticias de un terrible accidente de ferrocarril ocurrido entre Écija y Marchena, según informaba "El Eco de Écija". Por cierto, en aquella época los periódicos daban mucha cobertura a los accidentes ferroviarios por el impacto que ellos tenían entre aquellas gentes, todavía no muy acostumbradas a aquellas máquinas infernales que atronaban por los campos soltando vapores y gruñidos de "jierros" y tornillos.
Por cierto, unos meses antes de este accidente ocurrió otro similar en Francia que ocupó muchas planas de periódicos y que también fue muy comentado en Cabra, pues en dicho accidente murió calcinada doña Dolores Alcalá Galiano y Pareja, marquesa de la Paniega.
- Curioso comentario sobre el tratamiento que le ha dado El Delegado, como vimos otro periódico de Cabra, sobre “los rincones de la Fuente Nueva” (¿la de delante del nuevo Ayuntamiento en la calle San Martín?).
- Se da cuenta de un donativo enviado por la viuda de don Martín Belda para sufragar los estudios en el Instituto de jóvenes sin recursos. Es llamativo que esta señora, doña María José Jover y Greppi, al morir su marido se acordara de los jóvenes del pueblo de su marido, pues solamente había visitado Cabra en una ocasión recién casada, dado que al poco de nacer una hija y fallecer poco después, vivió siempre separada de su marido.
- Siguen dos Misceláneas dedicadas al complicado asunto de las contribuciones. Por entonces a cada pueblo se le asignaba una cantidad como cupo de aportación a Hacienda entre los mayores contribuyentes de la localidad, y como era el Ayuntamiento de cada momento el que hacía el reparto a pagar por cada uno las discusiones eran impepinables cuando se conocía la cantidad asignada a cada contribuyente, pues lógicamente el alcalde y los suyos barrían para casa y hacían que pagaran más los de la oposición. Y a éstos solo les quedaba el derecho al pataleo y clamar por las esquinas o sus periódicos: “ya os llegará vuestro San Martín cuando le demos la vuelta a la tortilla”.
- Al final de esta página se informa de la estancia en Cabra de don Juan Valera.
4ª "retajila": "Para finalizar con las Misceláneas, fijémonos en lo más interesante:
- Se inserta una corta pero sabrosa crónica taurina de una corrida celebrada en Cabra el 14 de septiembre de 1883. Toros de la ganadería de don José Linares (creo que radicada en la Viñuela) para el famosísimo Cara-ancha y el Marinero. Ojo, 14 de septiembre, nada en el día de la Sierra. Las buenas observadoras habrán visto que aún perteneciendo este número de El Egabrense al mes de septiembre no hay en él ni una sola alusión a la Virgen de la Sierra. Normal, en aquellos años.
- Por lo demás, unos versos ripiosos que con razón el vate que los parió prefirió guardar el anonimato (¿un jovencísimo Mostaza?). Y un chistecito más o menos con la misma gracia que los versos, ninguna.
Concluiremos este paseo por el antiguo Egabrense en la próxima retahíla con la siempre interesante publicidad".
5ª "retajila": Otras secciones frecuentes del El Egabrense eran: la Revista Comercial que recogía los precios alcanzados en el mercado local por trigo, las habas, los yeros, el aceite, la escaña o los garbanzos; las reseñas de los plenos del Ayuntamiento, y las socorridas colaboraciones poéticas de mayor o menor acierto. En este sentido es de destacar las clasicistas composiciones de don Luis Herrera y las versos chispeantes de Mostaza
La última plana del periódico siempre quedaba reservada para la publicidad, que tan curiosa nos resulta hoy día, y tanto nos dice de los hábitos de consumo en aquella época. En este número que reproducimos nos encontramos con los anuncios de:
- Suscripción al propio Egabrense por 1,25 pesetas al trimestre.
- Los jabones Buena Vista de don Manuel Aparcio y Sanz.
- El libro de poesías de don Luis Herrera.
- La farmacia de don José Castillo Lobato de la calle Alonso Vélez.
- Don Francisco González Salvador como comisionado para Cabra del Banco Hipotecario de España.
- La Fundición de Hierro y taller de construcción de máquinas de Aldudo Llosa y Moreno, de Valencia.
- La suscripción de El Progreso Industrial, de Málaga.
- Diversos libros de don Antonio Alcalde Valladares.
- Se ofrece en venta la Casa de las Cubas, de la calle Alonso Vélez num. 25.
Por último, resaltar que en El Egabrense de finales del siglo XIX se escribía con unas exquisitas formas literarias, con una prosa mesurada y equilibrada que no quedaba desprovista de sus gotitas de ironía, y huyendo siempre de cualquier planteamiento político.
EL SEMANARIO DE CABRA (1892-1906)
6ª "retajila": "El 7 de agosto de 1892 salió de imprenta el primer ejemplar de El Semanario de Cabra, el cual mantuvo su cita con los lectores hasta abril de 1906. Fue uno de los grandes periódicos de Cabra, pues su relativa larga vida solamente sería superada por La Opinión y El Popular.
En España durante la Restauración (1875-1923) la mayoría de los periódicos tanto de tirada nacional como los locales estaban fuertemente vinculados a alguno de los grandes partidos (el Conservador de Cánovas y el Liberal de Sagasta) o a otros partidos minoritarios (republicanos, anarquistas, socialistas, etc.). Por lo que respecta a El Semanario de Cabra este priódico nació desvinculado de las dos fuerzas políticas más importantes de la localidad, elPartido Liberal cuyo jefe de filas era José Sánchez Guerra y el Partido Conservador capitaneado por el marqués de Cabra. Aunque pronto el director del El Semanario Casimiro Reyes Ortiz empezó a defender al Marqués de Cabra y a censurar las irregularidades del alcalde liberal Pablo Morales Fuillerat.
Disconforme el consejo de redacción por la línea marcada por Casimiro Reyes puso de director a Vicente Toscano Quesada (Victosque), a quien en octubre de 1893 lo reemplazó Alfredo Hurtado Martínez. Desde entonces El Semanario se colocó a favor de José Sánchez Guerra, el sempiterno diputado cunero por Cabra que desde las filas del Partido Liberal se había pasado al Conservador y forzó por tanto al Marqués de Cabra a pasarse a los liberales. Tránsfugas ha habido siempre.
El subtítulo del periódico refleja bien sus contenidos: Revista literaria, de noticias y defensora de intereses locales y regionales. Si bien cuando habla de noticias regionales se refiere a informaciones sobre asuntos de los pueblos cercanos.
El contenido de las noticias es el habitual en la prensa de la época: la vida social (bodas, bailes de sociedad), los espectáculos (teatro, toros), las fiestas (semana santa, feria, festejos de la Virgen de la Sierra), y en menor medida la información política (elecciones, plenos del Ayuntamiento).
En El Semanario de Cabra se prestaba una especial atención a los asuntos del Instituto Aguilar Eslava, con polémicas incluidas como cuando don Carlos Garrido Hidalgo (del partido conservador) sustituyó en la dirección del instituto a don José Cabello Roig (del partido liberal). Si durante la Restauración cuando se producía un cambio de gobierno los funcionarios vinculados al partido saliente quedaba cesantes en sus plazas de funcionarios y eran substituidos por otros vinculados al partido entrante en el gobierno, desde jueces a sepultureros, guardias municipales o campaneros y sacristanes, por poner algunos ejemplos, no es de extrañar que en Cabra se produjera un relevo del director del Instituto. En el caso que comentábamos del cambió de Cabello por Garrido, sentenció El Semanario: “La Historia ha vencido a la Física”, haciéndose referencia a la cátedra de cada uno de los contrincantes.
El Semanario de Cabra se mantuvo hasta 1906, aunque sufrió algunas interrupciones. En su última época redujo el formato a la mitad aunque dobló el número de hojas, pero desde entonces se centró exclusivamente en los temas literarios y dio de lado a la política y a las noticias locales. Los trabajos de ahora procedían de publicaciones de ámbito nacional y hoy nos resultan carentes de interés.
Entre los colaboradores habituales de El Semanario encontramos a algunos de los que mantuvieron la prensa en Cabra durante las dos primeras décadas de este siglo: Rafael Hernández Mohedano, su hermano Ángel (que hacía las ilustraciones), José Castilla Lobato, Baldomero y Manuel Montoya Tejada, Mostaza, el cura Pedrosa, el pontanés Manuel Reina, el fundador de La Opinión Julián Aguilar, además de los directores ya citados.
El ejemplar que reproducimos corresponde al 2 de octubre de 1892. En él se dedica toda la primera plana a un interesantísimo artículo de Victos (Vicente Toscano Quesada) que trata del tema de las fiestas en Cabra. Curioso nos resulta que ya hace más de cien años se dijera: “somos más pobres que cerrojos... pero nos damos una vida de príncipes”. Aunque parezca que este artículo está escrito con seriedad, conociendo al autor, hay que pensar que la ironía abunda en el mismo.
En la sección literaria se inserta unos versos de don Luis Herrera, otra pluma frecuente en la prensa local de finales del XIX. Interesantes y curiosas gacetillas se apiñan en la sección de noticias: la inminente apertura de la línea férrea que pasará por Cabra, los festejos de la Virgen del Rosario, “los abusos” de los hortelanos, la pasada feria del 15 de septiembre, la apertura de curso en el Instituto en la que “la bulliciosa juventud bailó en el patio a los acordes de la Banda Municipal hasta las tres de la tarde”. ¡Qué tiempos aquellos! La juventud bailando sin cesar hasta las tres de la tarde. ¡Igual que ahora!
El formato y dimensiones de este periódico no nos ha permitido escanearlo al completo, además, lamentamos que sea difícil su lectura aquí, dado también a que el paso del tiempo a desteñido la impresión original del periódico.
LA VOZ DEL PUEBLO (1894-1895) (7ª "retajila").
Comentario de Pepe Garrido Ortega y José Luis Casas:
El primer ejemplar de La Voz del Pueblo" lleva fecha de 13 de octubre de 1894. En él se proclamaba abiertamente su ideario: la defensa “de nuestro mejor amigo político, nuestro candidato es y será siempre el señor Marqués de Cabra, mientras nadie consiga probar que su política y sus procedimientos perjudican los intereses del distrito electoral de Cabra […] Entre moralidad y disciplina optaremos constantemente por la moralidad, que esta es la verdadera, genuina y primordial y principal misión del periodismo”. Se trataba por tanto de una publicación política defensora de los intereses del marqués de Cabra, jefe local del partido conservador (aún no se había pasado al liberal). Por lógica los déficits del periódico correrían por cuenta del II Marqués de Cabra, don Francisco Méndez de San Julián y Belda.
Su director fue Casimiro Reyes Ortiz, que como vimos había dejado la dirección de El Semanario, precisamente por defender a Belda. Su administrador era José Toscano Quesada, hermano de Victosque, y aunque éste era director del Semanario de Cabra también fue colaborador de La Voz del Pueblo. Otros colaboradores habituales de este periódico fueron Eladio Reyes, Antonio Megías y Joaquín Bartrina, si bien el peso fundamental del periódico lo llevaba el excitado director Casimiro Reyes.
La redacción del periódico fue variando con el tiempo, pasó por las calles Santa Rosalía, Juan Valera y San Martín. En principio se imprimió en la imprenta de La Voz de Córdoba, hasta que a partir de diciembre de 1894 se tiró en los talleres de Manuel Cordón, en Cabra.
Este periódico es una fuente de sumo interés para el estudio del funcionamiento del sistema político de la Restauración. Sus críticas a sus enemigos políticos son furibundas en bastante artículos. Lógicamente uno de estos enemigos era José Sánchez Guerra, así en el número 21 de 4 de marzo de 1895 se decía: “Vino al poder el partido fusionista de 1892 y vino, también por casualidad, con las arrogancias de un cargo elevadísimo el señor Sánchez Guerra, cuyo recibimiento fue tan ruidoso en Baena y Doña Mencía a como las bodas quijotescas de Camacho el Rico”.
La Voz del Pueblo dirigía sus principales ataques al Alcalde Vicente Sancho Heredia, a quién lógicamente defendía El Semanario. Ambos periódicos se ensalzaron en varias polémicas de trasfondo político, de rivalidades entre conservadores y liberales. Como fue el caso de la guerra entablada entre dos directores del Instituto ( Garrido y Cabello) que ya hemos comentado. Sobre el alcalde se decía en octubre de 1894: “Ya lo saben los vecinos de Cabra: el señor Alcalde, cuyo nombramiento significaba la fatalidad de los males presentes, no es una desgracia actual, no es un fenómeno imprevisto; representa la voluntad consciente del diputado; tienen su origen en la política del señor Sánchez Guerra”. En sus críticas a Sancho Heredia el periódico acuñó un slogan que nos recordará otro de hace unos años: “Váyase Vd. Don Vicente”, si bien más tarde lo sustituyó por un “Quédese Vd. Don Vicente”, a fin de poderle exigir responsabilidades por su gestión.
En su momento pudimos consultar una extensa colección de este periódico por gentileza de su propietario, nuestro entrañable amigo Manolo Cordón. Colección compuesta por los 44 primeros números de este periódico; el último de 14 de octubre de 1895 que es seguramente cuando dejó de publicarse.
El PUEBLO (1903-1907)
8ª "retajila": "Salió de imprenta por primera vez el 13 de abril de 1903, con el subtitulo de "periódico demócrata", bajo la dirección de José de Silva Jiménez. En su consejo de redacción nos encontramos con firmas habituales en otras publicaciones egabrenses y personajes de la política local del primer tercio del siglo XX: Manuel Fernández Lasso de la Vega, José Nogueras Gutiérrez, Enrique. Cabello Plá, Antonio de la iglesia-y Varo, Ramón de Escofet Molinello, José Redondo de Trueba, Juan de Dios Amo y Rivas.
Inicialmente su principal anhelo se centraba en combatir la corrupción del sistema político imperante, especialmente el caciquismo, siguiendo las corrientes regeneracionistas surgidas tras la debacle del 98. Centrándose, lógicamente, en los asuntos locales, aunque sin desatender la política nacional. Se escribía en uno de sus editoriales: "Si descendemos a la administración local, hemos de fijarnos en la incalificable desidia del poder central que permite el despotismo y las rapacerías de monterillas y subalternos hasta limites de repugnancia y hemos de exigir una fiscalidad implacable que obligue a comedimiento y honradez a los acaparadores de cargos concejiles".
En la esfera municipal sus principales dardos se dirigían contra el alcalde, Miguel del Mármol Cruz, y como complemento del sistema caciquil contra el diputado del distrito electoral de Cabra. En el primer número ya se lanzaban durísimas criticas contra José Sánchez Guerra y contra el jefe del partido conservador don Antonio Maura, tachándoles de reaccionarios, representantes del más intransigente fanatismo religioso, encarnación del clericalismo, falseadores del sufragio, responsables de la inmoralidad administrativa y de la presión de los caciques sobre los jueces. Del mismo Sánchez Guerra se decía: "afortunado covachuelista, abogado sin pleitos, periodista que nunca escribió artículo que merezca recordarse; aquí en su distrito le rechazan hasta las piedras (exceptuando el Mármol y la junta de Rabadanes)"; los hermanos Rabadán eran los caciques de Baena.
Los afanes reformistas del periódico le llevaron en sus inicios a hacerse eco de las noticias relacionadas con los movimientos republicanos y obreristas, especialmente del Centro Republicano de Cabra. No en balde uno de sus colaboradores habituales era Emilio Prieto Villarreal, quien desde Madrid enviaba una crónica semanal sobre la política general, con frecuentes alusiones a los asuntos de Cabra y su comarca. Éste era uno de los militares sublevados en 1886, pasándose al periodismo militante, dirigió diversos periódicos republicanos de alcance nacional (El Ideal, La Nación), pasó largos años de emigración en París junto al paladín del republicanismo histérico Ruiz Zorrilla.
En enero de 1904 El Pueblo dio un giro considerable en la política informativa que hasta el momento había llevado, y cambió el subtitulo de cabecera por "periódico liberal-democrático", al hacerse portavoz del comité local de este partido, al frente del cual se situó el marqués de Cabra, enemigo acérrimo de Sánchez Guerra. En agosto de 1905 se hizo cargo de la dirección del periódico Ramón Escofet y Molinello, por renuncia de Silva "por motivos de Índole privada", aclarándose que "este cargo entre nosotros es casi nominal pues somos una reunión de amigos cada uno de los cuales ha escrito según su criterio". Se mantuvo fiel con sus lectores hasta febrero de 1907, llegando de manera inusual para la época hasta el número 202, lo que lo hace, junto a su pulcra redacción y elegante confección, en una de las publicaciones más interesantes de la prensa egabrense. En la Biblioteca Municipal Juan Soca se conserva una colección completa (fotocopiada) de este semanario.
En el ejemplar que reproducimos (el número 104 de 1 de abril de 1905) se editorializa sobre la marcha del gabinete Villaverde y sobre el hambre que azotaba a las clases menesterosas en Andalucía. También se ocupa del viejo y famoso affaire de El Ratón Pelao: en 1901 Sánchez Guerra llegó al Congreso de los Diputados tras falsear sus partidarios los resultados electorales de la villa de Nueva Carteya; al instigador de este pucherazo le apodaban sus paisanos como el "Ratón Pelao" de donde tomo nombre este célebre episodio de nuestra historia local, que llegó a tratarse ampliamente en la prensa nacional y desde la tribuna del Congreso. Por otro lado, se informa sobre un "conflicto obrero" en Doña Mencía y se hace una pormenorizada denuncia sobre "el juego en Cabra". Se completan las cuatro planas del periódico con las curiosas secciones de misceláneas y anuncios. El periódico se imprimía en la imprenta de D. Manuel Cordón"
LA ORTIGA (órgano del partido republicano del distrito). Año II, núm. 36, 21 de abril de 1904
La Ortiga nacía el 20 de agosto de 1903 bajo la dirección de Joaquín Garcia Torres que pronto se vio obligado a soltar las riendas del semanario "por orden del Sr. Alcalde (Don Miguel Mármol), por no estar su edad en conformidad, con lo que exige la Ley de Imprenta". Las críticas de La Ortiga a la labor municipal fueron habituales, en tono jocoso siempre, y normalmente en verso. Una muestra:
"Este pueblo es un burdel
y el Alcade es un tunante
que con palabras de miel
a "tóo Dios" le echa el guante
para que voten con él.
El nuevo director Antonio Moreno Casas, se preguntaba sobre la destitución de su antecesor: "¿Será por haber dicho que era muy gordo su señoría?". Ciertamente lo había dicho aunque con más gracia:
"¡Que ambiciosos somos en Cabra! Ya los más o menos
apurados no cesan de decir.
-¡Como me toque el premio gordo!
-¡Pero paisanos por Díos! ¿Ignorais que Díos, al
ambicioso que piden premios le da castigos? Eso ha
hecho con nosotros, pues hace dos años, en vez de
premio gordo, nos dío un alcalde gordo: ¿Queréis más
gordo castigo?"
En verdad, las cesuras al Ayuntamiento eran de tal dureza, que, dificilmente, las encajaría un alcade de hoy. Las noticias menores de ambito local también se recogían con donaire festivo. Tomemos dos muestras:
"El sábado pasado a las nueve de la noche, se fugó un viudita con su amante. ambos eran tegeringeros y corre el rumor de que se van a Madrid con el objeto de comercial allá con los churros. Nosotros decimos lo mismo que los papás de la joven: ¡Que se jeringuen
Celebrose con gran solemnidad, la procesión del Santo Rosario; un individuo que iba en la comitiva rezando con un pesado rosario cuyas cuentas parecían abellanas, a otro sujeto que le pisara, le dio tal golpe en su descubierta cabeza que le señaló las nueve cuentas.
¡Cualquier cosa convierten aquí en arma homicida! Si le cuela la cruz en los sesos le hace un santo.
De procesiones de Semana Santa o de la Virgen de la Sierra, nada encontramos en La Ortiga, como corresponde a un periódico laico y más bien anticlerical. Del célebre prelado Nozaleda, se dijo:
"A cierto obispo famoso
no le queremos aquí.
porque dicen que le huele
el aliento y la nariz.
¡Jesús! Dicen en Valencia,
¡Jesús! Dicen en Madrid,
que vaya y ponga la boca
en el cañón de un fusil".
Sánchez Guerra diputado por Cabra y Ministro de la Gobernación, recibía también sus correspondiente "Ortigazos":
"En Córdoba un hortelano
plantó un día un melonar,
y de allí salieron cocas
y melones de guardar;
y llegaron a Madrid
del melonar un melón
y le dieron la cartera
para la Gobernación."
El periódico siempre mantuvo su aire anticlerical y republicano:
"Nos han dicho las gentes
con gran sentir
que diga nuestra voz
que va a haber un motín.
Por vender en la plaza,
sin compasión,
cobran una peseta
sin pesar en la revolución...
Pero dice el pueblo
con mucha razón
que en vez de comprar patatas,
compraran escopetas
pa "jacer" ¡pom!"
Entre los redactores y colaboradores más asiduos nos encontramos con una pléyade de jóvenes que descollarían en el periodismo y las letras locales del primer tercio del siglo XX: J.Ruiz Moreno Thales, M Lasso de la Vega, Antonio Mejias, M Roldán Cortés (Inocencio), Antonio Reyes, Sixto Leña Lama, Emilio Prieto Villareal, R Castilla Moreno. Todos ellos, en aquel tiempo, de ideas avanzadas que irían atemperando al dejar la juventud.
En marzo de 1904, se hizo cargo de la dirección Antonio Viñas Hierro, acentuándose desde entonces los matices republicanos. Se cambió el anterior subtítulo Semanario satírico, literario y festivo, por Órgano del partido republicano del distrito. De esta etapa es el facsimil que reproducimos, el número 36 del 21 de abril de 1904. En la Biblioteca Juan Soca se conservan una colección de 46 ejemplares de esta publicación. (Comentario de José María Garrido Ortega publicados en la carpeta que se editó con motivo de la Exposición sobre Prensa Histórica de Cabra, en el 75 aniversario de la Biblioteca Municipal Juan Soca de Cabra).
APOLO (1907-1908)
LA OPINIÓN (1912-1989), el periódico egabrense con más larga duración en cuanto a ediciones en papel.
EL POPULAR (1918-1972) EGABRO (1933)
"El 10 de junio de 1907 nacía en Cabra “el semanario de mayor circulación de Andalucía”, que acudió a la cita con sus lectores hasta el 29 de junio de 1908. Apolo se definía así mismo como un periódico satírico, literario y festivo, alejado de la política.
Lo dirigía Joaquín García Torres y en sus últimos tiempos Sixto Leña Lama; de administrador figuraba Tomás Benéito Merino y se editaba en la imprenta de Manuel Cordón. Entre sus redactores y colaboradores destacaron el genial José Ruiz Moreno (que también firmaba como Martín de Thales o como El Marqués de la Lata), Manuel Roldán Cortés (Inocencio o Silvio), Lucas de Barrameda, Manuel Fernández Lasso de la Vega y otros jóvenes de fácil e ingeniosa pluma que se reían hasta de su sombra.
En esta ocasión reproducimos el ejemplar que corresponde al 16 de septiembre de 1907. Lógicamente, por su fecha de salida, en él se habla preferentemente de las pasadas fiestas. Los Festejos en Honor de la Virgen de la Sierra -así se les llamaba- llevaban poco tiempo celebrándose (desde 1890) y los promovía una comisión organizadora integrada por vecinos a titulo individual, sin ninguna participación del Ayuntamiento u otra entidad.
En el periódico se habla de los adornos de las calles, de la cabalgata, de las carreras de burros y de sacos por intrépidos esportistas, de una kermesse que se celebró en el Salón del Paseo y en la que hacían de camareras bellas señoritas de la localidad, de las serenatas de una banda de música venida de fuera y que tocó siempre lo mismo porque se dejaron las partituras en su pueblo, y por supuesto de la procesión de la Virgen el día 8 de septiembre.
Entonces no existía la actual Bajada del día 4; pero aquel año, curiosamente, y sin que se repitiera la experiencia, días antes a las fiestas los jóvenes que hacían Apolo bajaron en procesión desde la Ermita el famoso Lagarto que allí se conservó hasta hace unas décadas. Para este curioso y algo irreverente episodio hay que consultar los números precedentes al que reproducimos.
A principio de siglo, en las procesiones del 8 de septiembre se producían altercados entre los dirigentes de la cofradía de la Virgen de la Sierra y los que arrancaban las andas de la Virgen de las manos de los portadores, llevándose la Imagen de la Patrona a las Andovalas, al Martinete, al Cerro o a otros barrios bajos de la localidad. En el Apolo que reproducimos se recogen diversos comentarios al particular. Así, el tío Regorio charlaba con Frasquito Paubla que este año en la prussesión no ha habio jornalero que haiga querío llevase a la Vigen.
Entre otros temas de actualidad Apolo recoge el lance de amor entablado en Pavaloca y del que salió malparado Thales (José Ruiz Moreno, a quien creemos se deben las anónimas y geniales “Charlas del Domingo”, que semana tras semana figuraban en la primera plana).
Es de destacar el estilo literario utilizado en la mayor parte de los artículos y de los versos de Apolo, que recogen el genuino lenguaje empleado por los hombres y mujeres del pueblo, sin los artificios a que hoy se recurre cuando se desea hacer algo similar". (Ver comentarios).
(Comentario de José Luis Casas Sánchez publicado en la carpeta que se editó con motivo de la Exposición sobre Prensa Histórica de Cabra, en el 75 aniversario de la Biblioteca Municipal Juan Soca de Cabra).
La Opinión. Ningún periódico egabrense ha tenido una historia tan larga: 1912-1989, por ello sirvan estos primero datos como un anticipo de análisis posteriores sobre sus contenidos. El día 17 de marzo de 1912 publicó su primer número, con el subtítulo de Semanario independiente, defensor de los intereses generales de Cabra y su Distrito. Saldría a la calle los domingos y se dirigía a sus lectores proclamando especialmente dos principios; "sinceridad e independencia". Como redactores figuraban: Juan Aguilar y Garrido, Alfredo Hurtado Rodríguez, Manuel Mora Aguilar, Joaquín Cañero Espinar, Manuel Roldán Cortés (Silvio), Luis Flores Leña y Juan Soca Cordón (canapé). Se imprimía en los talleres de Manuel Cordón Muriel.
En 1913 (núm. 1084) perdió su caracter semanal, se hizo decenario y sustituyó la primera palabra del anterior subtítulo transformándose en periódico independiente...../, con el compromiso de salir los días 7, 17 y 27 de cada mes.
Durante la guerra civil, hubo un número, el 1259 de 7 de mayo de 1937, con el siguiente lema: "una Patria, España, un Estado, nacional sindicalista, un Caudillo, Franco". No volvió a utilizarla, sin duda porque se trató de una publicación que nunca se caracterizó por su defensa de principios políticos de manera militante, sino por su vinculación al mundo católico, como se puede ver comparando sus actitudes durante la guerra civil o la postguerra con las mantenidas con el otro periódico importante del Cabra, El Popular.
Tras aquella excepción, apareció durante varios años "periódico decenal", que en su número extraordinario de septiembre de 1941 utiliza por primera vez: Periódico de la Virgen de la Sierra, y ya en el número 1415 de 7 de febrero de 1942, recogería la denominación que usó hasta el final: Decenario de la Virgen de la Sierra. Así se hacía oficial algo evidente casi desde el principio, sobre todo desde que en 1916 su director, Manuel Mora Aguilar, se convirtió en Hermano Mayor de la cofradía de la Virgen de la Sierra, desempeñando ambos cargos hasta su muerte en 1946. En esa fecha lo sustituía como director Manuel Mora Mazorriaga, pasando el anterior a ser considerado como director perpetuo, y como tal consta hasta el número 2278 de 17 de abril de 1966, fecha a partir de la cual solo aparece el segundo, como director primero y luego como directo editor.
Entre enero y abril de 1941 no se publicó por falta de papel, y el último número el 3.105 apareció el 17 de agosto de 1989.- No obstante algunos errores en la numeración nos permiten afirmar que fue superior a esa cifra el total de los números publicadas. En 1987, al cumplir los setenta y cinco años, se le concedió la medalla de la ciudad en su categoría de plata.
Ante una vida tan larga, resulta difícil poder definir esta publicación pues tuvo características diferentes en distintos momentos, y no solo en el tamaño, que pasó de tabloide a folio en 1947. Durante su primera etapa a la cual pertenece el número que aquí reproducimos, fue el órgano de la vida cultural egabrense, y ahí podemos ver las colaboraciones de Pedro Garfias o Tomás Luque, pero a los cuales se pueden añadir otros como Pedro Iglesias Caballero. Juan Soca. José Ruiz Moreno (Thales) o Juan Carandell. En este número encontramos también las críticas hacia los republicanos Melquiades Álvarez (reformista) Alejandro Lerroux (radical) por su posiciones favorables a la intervención española en la primera guerra mundial. Por otro lado, no faltan noticias referentes a la vida en el santuario o acontecimientos de la vida local como la celebración del Carnaval y la proximidad de la Semana Santa.
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"El ejemplar de El Popular que reproducimos aquí es de 22 noviembre de 1933 y casi todo él se dedica a comentar e informar sobre los resultados en Cabra de las últimas elecciones para las Cortes (al Congreso, entonces no había Senado). Aquellas segundas elecciones generales de la Segunda República Española fueron las primeras en que las mujeres ejercieron el derecho al voto. Las elecciones dieron una mayoría parlamentaria a los partidos de derechas, dándose inicio al denominado bienio radical-cedista o bienio negro entre 1933 y 1936.
La primera y segunda página del periódico se dedica exclusivamente a un editorial en el que se comentaba el cambio político que se avecinaba al pasar de un gobierno republicano-socialista presidido por Azaña a otro de derechas en el que prevalecía el partido de la CEDA de Gil Robles.
Destaca de este editorial su tono comedido y equilibrado, alejado de los extremismos que ya predominaban en gran parte de los periódicos nacionales de derechas como el ABC o EL Debate".
El Popular
El 18 de septiembre de 1918 nacía en Cabra El Popular, con el subtítulo de Semanario independiente, verdadero defensor de los intereses de Cabra y su Distrito.. En los primeros años se inclinó preferentemente por los asuntos políticos, en concreto, defendiendo los intereses del Marqués de Cabra, jefe local de los liberales. En esta etapa, el director, Antonio Perís Garrido, fue casi único redactor.
En 1922 se hizo cargo de El Popular, Manuel Mejias Rueda desvinculándose paulatinamente del partido liberal y de los asuntos políticos, centrándose en los asuntos locales (fiestas, ecos de sociedad, etc) a la vez que daba cabida a colaboraciones de un grupo de jóvenes con inquietudes literarias (Tomás Luque. M. Fernández Lasso de la Vega. Pedro Iglesias. Pedro Garfias). En 1929 el subtítulo de cabecera quedó como Semanario independiente, pasándose del tamaño tabloide al de folio, aunque se aumentaron las páginas de dos a cuatro.
Durante la dictadura de Primo de Rivera, las noticias y comentarios políticos giraban en torno a directrices oficiales, advirtiéndose siempre "este número ha sido visado por la censura". Hasta se llegó a imprimir en unos comentarios sobre el Carnaval un párrafo en negro, por indicación de la censura oficial.
En septiembre de 1.930, decía un editorial al levantarse la censura del Gobierno Berenguer; "El Popular no es un semanario político, pero ama la libertad". Desde ahora se acentuan los temas políticos, principalmente por la pluma de Enrique Cabello Vannerau redactor jefe desde 1922. El periódico se mueve dentro de unas coordenadas conservadoras, aunque en ocasiones trata de asuntos propios de la izquierda de entonces, por ejemplo se hablaba del hambre que azotaba a las capas populares, o se censuraban los latifundios. "Latifundios que tocan a su fin, porque la hora del mañana se vislumbra con respladores áureos, por que el hombre no es su dueño, sino su administrador, porque hay hombre sin tierras y tierras sin hombres y ha de venir el necesario equilibrio, la armonía y la unión que es la paz de los pueblos".
Con la llegada de la II República, El Popular, de la mano de Enrique Cabello, aceptó de buen grado al nuevo régimen, en contraste con el decano de la prensa egabrense. (La Opinión mantuvo una actitud respetuosa con la República, aunque distante). Ambas publicaciones se ensalzaron en agrias disputas. Decía La Opinión: "Sabido es que El Popular nació al calor de un partido político monárquico, el marquesita, después siguió prestando su apoyo a los diferentes partidos monárquicos que ocuparon el poder, y no recordamos que haya hecho campañas en defensa de ningún partido republicano, ni aun en vísperas de las últimas elecciones celebradas por los monárquicos. La Republica triunfa, y ¡oh prodigio de acrobacia! El Popular publica un cálido artículo de fondo en el que, por primera vez, nos habla del desvencijado carro de la monarquía, de los Sanchos (¿?) del régimen caído de la justicia prostituida, etc, etc". El popular se defendía llamando a sus colegas "pelotilleros".
También mantuvo una sonada polémica con el republicano Egabro (Ver el Paseo nº 4).
El 18 de julio de 1936, El Popular, como todas las publicaciones franquistas, se plegó fielmente a las consignas de la propaganda oficial, hasta llego a ser más falangista que "La Opinión".
El 24 de diciembre de 1.963 moría M.Magias Rueda, alma del periódico casi desde los inicios. (De joven había colaborado con Apolo, La Voz del Pueblo, la Opinión, y las publicaciones lucentinas El Eco y La Voz del Valle). Popularizó el seudónimo el Duende Azul con el que trató multitud de temas.
El periódico prosiguió su andadura bajo la dirección de José Luis Mejías Jiménez, hijo del anterior director y propietario, haciendo frente la familia Mejias al déficit crónico de la publicación. Los contenidos informativos y las colaboraciones habituales paulatinamente fueron decayendo. Desde finales de 1968 se dejó de publicar algunas semanas, interrumpiéndose en mayo del año siguiente. En esta etapa fueron redactores del semanario, Luis Cabello Vannerou, Antonio Moreno Hurtado, y Jose A. Sáenz-López.
En diciembre de 1.969 volvió a la cita con los suscriptores intentándose revitalizar los contenidos, dándose preferencia a las noticias y actividades de la entonces prestigiosa Radio Atalaya, y entrando como redactores Francisco Carmona Roldán, Adolfo Molina Guarddón y Juan Moreno Rosa. Se mejoró el papel y la impresión, se ampliaron las páginas, se prodigan las fotos y se iniciaron nuevas secciones de reportajes, deportes y música pop. Más pronto volvió a decaer esta vieja cabecera de la prensa local. En septiembre de 1.972 se publicó el número 2.622, el último.
(Comentario de José María Garrido Ortega publicado en la carpeta que se editó con motivo de la Exposición sobre Prensa Histórica de Cabra, en el 75 aniversario de la Biblioteca Municipal Juan Soca de Cabra).
Entre los periódicos de Cabra más desconocidos se encuentra Egabro portavoz de la agrupación local del partido radical de Lerroux y Eloy Vaquero. Esta agrupación se formó a comienzos de 1933 por escisión del partido radical socialista, situándose en posiciones ideológica más conservadoras que las de sus antiguos compañeros.
La figura local más sobresaliente de los radicales era el médico Rafael Leña Caballero, que había ocupado la alcaldía desde enero de 1932 hasta comienzos del año siguiente, precisamente el periódico empieza su andadura tras la dimisión del alcalde Leña Caballero, director de Egabro, aunque el el mísmo nunca se consigne como tal. En el Archivo del Ayuntamiento de Cabra se conserva una colección casi completa de este decenario.
En el tratamiento de las informaciones locales, y en su linea editorial, este decenario mantuvo una trayectoria mesurada, cumpliendo sus propósitos de salida, al describirse a si mismo "como un muchacho un poco serio, de buenas costumbres, correcto, compresivo, educado en la escuela de la decencia republicana".
Cada ejemplar constaba de cuatro páginas con algunas secciones fijas: editorial de contenido político, información sobre los plenos de la Corporación Municipal, breves comentarios jocosos sobre asuntos de actualidad. Alguna poesía, información y comentarios sobre el teatro, el deporte, y los toros de la localidad. Además se incluían artículos de opinión, destacando entre ellos los firmados por Leña Caballero, Manuel Roldán Cortés(sobre temas culturales), el presbítero foráneo Juan García Morales (de sorprendentes ideas progresistas para lo que se estilaba en la época), y de otros colaboradores que firmaban con seudónimo.
El periódico mantuvo una curiosa polémica con el Popular de Manuel Megías Rueda, al censurarse desde éste la designación de Juan Soca y a cuyo cargo había aspirado el redactor jefe Popular Enrique Caballero Vannerou. Egabro decía a su colega: "Basta hojear no con gran detenimiento la colección de dicho periódico, para que resalte a la vista del más miope y a la inteligencia más obtusa, la trayectoria sinuosa, torpe e incongruente de quien mueve su pluma a impulsos de intereses inconfesables". (Rafael Leña en el núm. 12, de 30 de septiembre de 1933).
Ante las elecciones generales de noviembre de 1933, en las que el partido radical se unió a los "progresistas" formando la llamada "candidatura antimarxista", Egabro se desplazó algo más hacia la derecha. Hizo campaña a favor de dicha coalición, encabezada en la provincia de Córdoba por Alejandro Larroux y a Luis Pallarés Delsors el industrial más potente de la localidad.
El último ejemplar de Egabro que he consultado es el núm. 20, del 20 de diciembre de 1933, cuando seguramente dejó de publicarse. El bandazo político dado por los radicales había sido considerable, quedando neutralizados en el seno de la poderosa CEDA de las derechas.
En el ejemplar de Egabro que reproducimos (el núm. 1, de 10 de junio de 1933) se recoge que el Ayuntamiento pensaba dirigirse a la Vizcondesa de Termens para solicitarle el colegio que había construido y estaba sin inaugurar. Al llegar la República el gobierno había ordenado quitar los crucifijos de la aulas, motivo por el cual doña Carmen Jiménez Flores no había dado principio a su obra a favor de los niños pobres. Pero aquella iniciativa del Ayuntamiento no cuajó, la Fundación Termens iniciaría su labor docente tras la Guerra Civil.
(Comentario de José María Garrido Ortega publicado en la carpeta que se editó con motivo de la Exposición sobre Prensa Histórica de Cabra, en el 75 aniversario de la Biblioteca Municipal Juan Soca de Cabra).
"Con Egabro terminamos este recorrido que hemos hecho por los periódicos históricos. Y dada la calidad e interés de este periódico lo publicamos entero".
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