«Bajá» de la Virgen de la Sierra 2018.
Como marca la tradición, un año más, miles de devotos emprendieron la marcha hacia el Picacho, para cumplir la costumbre y acompañar a la reina de la Sierra, su Virgen desde el agreste paraje, hasta su pueblo donde la esperan anhelantes los egabrenses.
Desde primera hora de la mañana el santuario se va llenado de rezos, cantes, saludos, y esperas. Los convocados se agolpan ante la angosta puerta de la ermita, a que los sufridos costaleros pasen ante ellos con la velocidad y suavidad con qué portan sobre sus hombros a su divina Patrona, para llevarla navegando con elegancia sobre un mar de alegres y felices peregrinos, descendiendo con su paso firme y garboso por sotillos y cañadas entre jara, piedras y olivos, buscando completar con éxito «la bajá» de este año, en el que el clima les ha regalado un día claro y despejado en el que apenas se han llegado a los 30º, algo inusual para estas fechas. Como sigue siendo tradicional, a su llegada al Cortijo de la Salve, la Virgen es portada por hombros femeninos y los miles de devotos cantan y rezan la "Salve" entonada por Antonio Roldán, padre e hijo, a quien este año se ha incorporado María de la Sierra Roldán. Posteriormente, antes de continuar el camino a Cabra, los hermanos José y Antonio Jesús Egea le han rezado su particular oración en forma de sevillana.
En la barriada que lleva su nombre el cortejo aumenta para acompañar a la Virgen de la Sierra hasta la iglesia-de San Francisco y San Rodrigo, donde José Luis Osuna, camarero de la Virgen le dio algunos retoques estéticos y tras la celebración de la Eucaristía, la multitudinaria comitiva se dirige hasta los arcos de la calle Baena donde comienza la Carrera Oficial.
Los iluminados arcos de la calle Baena, contemplaron como a la hora prevista, la Virgen es recibida por su pueblo, que a pie, a caballo, o sobre las carrozas engalanadas para la ocasión, contempla como el alcalde de nuestra ciudad junto con un ramo de flores, le entrega a la Virgen la vara que la reconoce como Alcaldesa perpetua de la Villa de Cabra. A continuación, poco a poco, el cortejo recorrió las calles Baena y San Martín para en la Plaza Vieja despedir el cortejo y adentrase por la calle Mayor en el barrio de la Villa, hasta la parroquia de la Asunción y Ángeles donde fue depositada cariñosamente por sus hermanos costaleros que fundiéndose en un conmovedor abrazo dieron por finalizada «la Bajá 2018».
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Miguel Mellado Moreno
(Cabra en el Recuerdo)